Hoy es uno de esos días en los que uno de tus abrazos sería mi vitamina perfecta. A quién más podría buscar sino al niño que un día se sentó en mi luna y se quedó allí para siempre. Cada vez que la soledad me asustaba corría a tus brazos sin importar lo infantil que eso fuera, eras mi refugio, mi admirador, mi...cascarón. Pero cada vez que lo hacía te abrumaba y lastimaba con demandas de amor que no sentías, y terminábamos separados por otro periodo más largo. Esta noche es una de esas en las que atravesaría media ciudad para correr a abrazarte y huir de mis miedos. Ya debo crecer, y si mi amor por ti es sincero ya no te molestaré con ello, ya no dependeré de ti para sentirme aceptada. Quiero aprender a caminar sin incluirte en cada paso, quiero que tengas una vida plena aun si yo no formo parte de ella. Quiero aprender a amarte y dejarte ser...dejar de pretender cambiar o forjar un sentimiento que no quieres. Ya no te buscaré más.
El calendario no ha sido permisivo conmigo en este septenio y por qué culparlo, si el tiempo no espera. Cada día muero un poco y sobrevivo por el empuje de la luz que una noche te robé, él me devolvió la vida y me impulsa a seguir aunque mis piernas flaqueen. Duele reconocer que todavía te espero aun cuando sé que no vendrás, pero así de rara soy. Me interesa lo que te ocurra, y muero de celos por no poder acompañarte cuando lo necesitas... todo se resume en locuras sin sentido de mi alma descarriada.
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